La Leyenda del Hada y el Duende

El traspasó su maldita coraza
Y sintió sin recelo su fiebre.
Ella quiso dejarse quemar. Y quemaron.
Era un sol que brillaba, perfecto.

Una eterna cascada fluyendo...
Se tapó en un lugar del sendero
Impidiendo que el agua,(Tan limpia y tan clara)
Purifique el encuentro.

Se pudrieron las flores y pastos,
Se cubrió de erosión todo el suelo.
Ese fuego perdió toda magia,
Dejando que el mundo muriera de anhelo.

Un calor tan profundo no volvió aparecer en el tiempo,
Ni regó ese jardín ningún beso.
Solo ausencia brillaba en el cielo
Escondiendo el dolor en el pecho.

No brotaron mas flores ni nada,
No emergió nueva agua.
No surgieron tampoco las plantas,
Solo el humo quedaba.

Triste fue el final de esa historia.
Donde el hada y el duende vivieron,
Solo quedan ahora despojos,
De un Amor que incendiaba los hielos.

Nadie sabe que fue de ellos dos.
No se saben sus nombres ni tiempos.
Quizás vivan en otros jardines,
O tal vez, solo fueron producto del sueño.

Sin embargo la gente hoy escucha,
Ese llanto que recoge el viento,
Que les cuenta muy tímidamente
El relato del sol que fue muerto.

No es posible saber que pasó
Porque el hada guardó ese secreto.
Enfrentose al destino aquel duende,
Y se fue con sus alas al viento.

Hubo allí, entre los dos, una vez,
Un gran sol que brillaba en el medio
Ellos guardan mitades de luz,
Pero saben que fue, solo un sueño...