Amanece

Tu ser es una llama que al principio

Envuelta va a ciegas en la bruma.

Parece despeñarse en precipicios

Sin saber, del vivir, razón alguna.

Terco en la marcha vas, vida tras vida,

Sin conseguir salir del triste pozo.

A cada paso sigue una caída

Y el dolor te acorrala, sin reposo.

Cansado vas, errando, vagabundo,

Cosechando muy magras alegrías.

Llevando tus pesares por el mundo

Sin encontrar descanso a tus heridas.

Hasta que un día, y de tanto quererlo,

Tu corazón se te abre. Y se estremece.

Tus ojos se levantan. Ves el cielo.

La noche se termina. Te amanece.

Se alza en tu pecho un nuevo, limpio aliento,

Y el hilo del destino se devela.

El camino de la luz estaba abierto.

Era sólo girar, y andar de vuelta.

Ese buen día harás el gran descubrimiento:

Que lo que parecía dolor... era una escuela!!

Y allí sabrás, con un deslumbramiento,

Que todo lo vivido, al fin!, valió la pena.

Mercedes Monteleone