sábado, 18 de agosto de 2007
A mis queridos fumadores
Nubes grises enroscándose hacia mi, obstruyendo mi visión, alejándome de todo…
Veo y no veo, una extraña realidad, cortinas de humo me deforman el mundo...
Se tapa mi garganta, se irrita mi nariz, el olor se torna insoportable...
Y vos seguis ahí como si nada, matando poco a poco tu existencia, llenando tus pulmones de alquitrán...
Acaso no lo ves, no puedes darte cuenta, ponés una barrera de tóxico ante mi.
Me anula, me molesta. Consigo acostumbrarme, un poco, lo tolero... y entonces llega otro, tal vez tu misma especie y juntos nuevamente encienden el veneno...
El aire se enrarece, se torna muy difuso. Y yo... y yo me alejo en busca de aire puro tratando sin sentido que aquel viento asesino no pueda alcanzarme.
Por fin abro una puerta, la brisa me despierta, veo el mundo.
Miro adonde estás, la pena se apodera, te distingo entre sombras grises tratando de ubicarme pero yo... yo estoy afuera. Y vos, adentro buscando como un ciego algún pasillo que pueda devolverte hasta mi mundo, y yo te grito por encima de las nubes, alejate del veneno... respira nuevamente.
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