Imposible

IMPOSIBLE ES SOLO UNA PALABRA QUE USAN LOS HOMBRES DEBILES PARA VIVIR FACILMENTE EN EL MUNDO QUE SE LES DIO SIN ATREVERSE A EXPLORAR EL INMENSO PODER QUE TIENEN PARA CAMBIARLO.
IMPOSIBLE NO ES UN HECHO, ES UNA OPINION.
IMPOSIBLE NO ES UNA DECLARACION, ES UN RETO.
IMPOSIBLE ES POTENCIAL, IMPOSIBLE ES TEMPORAL.
IMPOSIBLE ES NADA.

jueves, 8 de mayo de 2008

La mente del Hombre



¿Era de tarde o de noche...?
¿Era el 10 o el 30 de vaya a saber qué mes?
¿Llovía o había sol?
¡ Qué importa!

El jamás lo sabría, había perdido la noción del tiempo y del espacio.
Ya no recordaba la última vez que había visto las estrellas. Su vida entera, o lo que él llamaba vida, concluyó en aquel momento. Ese instante gris en el cual el mundo lo condenó por ser distinto. Todavía resuenan en su cabeza los gritos de la turba acusándolo...
¿Quién sino él podría saber más que nadie cómo habían sucedido los hechos? Pero, lamentablemente, ningún alma preguntó. Simplemente lo atraparon. O él se dejó atrapar... ¿Quién sabe?
Lo cierto es que las cadenas aprisionaron sus manos flacas y temblorosas. Los grilletes oxidados cortaron la circulación de esas piernas que antaño habían sido ganadoras de tantas medallas. Y el aire cambió. Se volvió pesado y hediondo cuando por fin se fueron dejándolo casi muerto en un oscuro calabozo.
¿ Y por qué? ¿ Por qué enigmática razón el destino lo quiso así?
El único ser capaz de contestar a esa pregunta yacía desde tiempos inmemoriales en una celda inviolable. Una celda en la que la tortura y la condena se renovaban día a día.
Es increíble lo poderosa que es la mente humana, como nos manipula haciéndonos obrar de tal o cual manera sin saber siquiera por qué lo hacemos.
Y así sucedió. Fue su mente la que dejó que eso sucediera. Ella lo llevó al sufrimiento y sólo ella puede liberarlo.
Sin embargo, la mente no sabe, desconoce si es justo o injusto el castigo recibido. Ella no es capaz de discernir entre lo bueno y lo malo. Solo obedece. Y lo hace tan bien que uno olvida quien es el que manda. Desafortunadamente nos acostumbramos a eso. La comodidad es la culpable. La mecanización, su cómplice. Y nosotros: víctimas y victimarios; cazador y presa; celda y libertad.

Pero él no lo sabía. Desde donde estaba no puedía darse cuenta, no llegaba a entender, no le era posible comprender. Sufría y se lamentaba día tras día, prisionero de su propia mente.
Incapaz de vislumbrar un destello de esperanza.
Su existencia se limitaba a un cuarto en tinieblas, sepultado bajo capas y capas, invisible al ojo humano, pero aterradoramente real.
Complejo y rebuscado era el camino hacia él, y peor el regreso. Más no era imposible.
Todo puede suceder. O nada.

Siempre queda por ahí un recuerdo que libere, un amor, una palabra... la mirada de un amigo... un rayito de sol asomando de a poquito, una gota de lluvia provocando la tormenta. El hecho más insignificante, por más pequeño que parezca es el primer escalón de la gran escalera hacia la libertad.

Y así ocurrió.
Un día dijo basta. Recordó aullando de dolor las acusaciones de la gente. Revolvió en su mente intentando comprender y al fin comprendió. Ese odio que tanto tiempo había atormentado a su alma había sido creado por el mismo. Cada una de las palabras de reclamo hacia él no eran tales. Su mente lo había engañado volviéndolo peligroso y cruel. Aislándolo por completo de la realidad.
Allí donde sólo había buenos amigos, ella puso enemigos. En vez de disculpas y perdones, colocó rencor. En lugar de bellos árboles y flores, creó el más siniestro calabozo que alguien pudiese imaginar.
Y al comprender, rompió en llanto. Cada lágrima fue lavando sus ojos hasta que pudo ver la luz. Cada grito generaba una grieta en la pared hasta que la celda estalló en mil pedazos. Cada perdón creó un escalón que luego permitió que él, pudiera resurgir.
Una vez afuera respiró. Respiró el aire limpio de la vida. Sintió la brisa sobre su cara y sonrió a la luz del amanecer. Se reencontró consigo mismo y ordenó a su mente crear sólo cosas hermosas.
Y así fue.
Ahora es feliz. Pudo elegir, y eligió. Eligió vivir en vez de agonizar. Eligió sonreír en lugar de sufrir. Eligió dominar a su mente y no dejar que esta lo domine. Y lo hizo por él. Por él y por sus amigos. Por la alegría y el amor. Y porqué no, también por el hombre. Para demostrarse a sí mismo y a cada ser humano que cada uno es dueño de su mente, pero no esclavo de ella.

Esa es la historia. Desde entonces, los seres humanos aprendieron a educar a su mente para lo bueno, y lo hicieron tan bien que nadie más tuvo que pasar por esa experiencia.
El hombre comprendió, al fin, que la mente es poderosa y que debe ser educada para crear lo bueno.
Gracias a él, la humanidad se liberó de su mente.


No hay comentarios: